Una Realidad Transformada
Santiago Duque
El documental ha sido y será la mejor forma de representación de la realidad, en un medio tan consumido como el cine y la televisión. Como se conoce la realidad es vista de muchas maneras dependiendo de muchas influencias, ya sean de factor histórico, cultural o ideológico.Es bastante interesante indagar el ¿Cómo sería posible transformar lo real para transmitir otro punto de vista, o simplemente completar lo que antes era superficial?. Es decir, tomar la realidad según como se muestra a través del lente de la cámara, en tiempos reales y acciones reales. Para Flaherty (1937), lo anterior era fundamental ya que había que señirse a procedimientos de verdad, para que así el espectador no sintiera rupturas en el proceso del consumo del documental. En principio, no era posible hacer esta transformación de lo que capturaba el lente a lo que realmente el público consumía, pero con la evolución del montaje y su aplicación en contenidos sociales se empezó a ver marcada una ruptura tanto en tiempo como en espacio.”Desde un punto de vista técnico, el mas usual en los manuales de enseñanza, suele entenderse por montaje el hecco de cortar y pegar los distintos fragmentos del copión rodados para dar a la película su forma definitiva o, mejor dicho, con el fin de dotar a las imágenes de continuidad discursiva”
Como dice Llorenç Soler en su texto, Precisiones sobre el Género Documental y el Reportaje, “el documental es el género cinematográfico en que la realidad es más manipulable y en que es más difícil para el espectador percibirlo. La naturaleza del documental es falsa, porque se fundamenta en un discurso narrativo que ha fragmentado previamente la realidad, a través del montaje, esencia de la secuencialidad audiovisual. Hay que valorar qué criterios se utilizan para elegir los fragmentos audiovisuales que finalmente se emitirán”1
(SANCHEZ, Biosca Vicente. El Montaje Cinematográfico: Una Inagotable Paradoja. Teoría del Montaje Cinematográfico, España (1991). Pag, 19).
Lo que antes era casi un imposible, desarticulación de tiempo y espacio, por los lineamientos en que se fabricaba el formato cinematográfico, ahora es casi que un proceso obligatorio ya que el montaje enriqueció la manera tanto de ver, de comprender y sobre todo de representar la realidad, que sería el factor decisivo en el documental. “El documental nos ofrece representaciones o similitudes fotográficas y auditivas del mundo. El documental representa los puntos de vista de individuos, grupos o entes que van desde un realizador solitario como Flaherty hasta un gobierno de un Estado…”2. (NICHOLS, Bill (1997) La representación de la realidad. Barcelona, Paidos. P. 154).
Sería la única posibilidad en la que se podría la transformación de lo real, ya que es cuando se tiene dominio del material y es allí donde se entraría a diferenciar de todas las formas de representación posible. Es un proceso de montaje, que pieza por pieza se va armando algo que al final va despertando emociones, decisiones y percepciones de tal vez una realidad que nunca se habría visto. En este sentido se fundamenta cualquier pieza audiovisual, ya que ésta estructura debe ser bien equilibrada. “El documentalista debe ser honrado con sus instrumentos de expresión, para mantener en equilibrio la realidad y la imagen. El documental es un género que construye una ficción, partiendo de elementos obtenidos directamente de la realidad. De todos modos, el documental es un género que desde sus inicios se comprometió fuertemente con la realidad”, añade Llorenç.
Pero para poder lograr respuestas del consumidor, debe haber un trabajo demasiado exigente y de decisiones bien tomadas. Como se sabe es en este proceso de montaje donde priman los efectos sonoros, la labor de la edición como tal y los efectos visuales. Es por eso que cuando una pieza audiovisual es consumida, siempre va a tener un valor agregado. Es decir, los productores van a transmitir una ideología y un mensaje lo más claro y evidente posible para que despierte en ese espectador y lo haga responder o actuar.
También es una intención que desde el montaje esta siendo pensada, es decir, la posibilidad de manipular los contenidos hacen que la pieza no sea tan objetiva, ya que siempre va a tener esa carga extra, que en este caso es impuesta por el autor.Contrario con las ideas de Flaherty está Basilio M. Patino, que considera que, …"es imposible que el realizador de documentales llegue a plasmar íntegramente la realidad. En definitiva el documentalista debe infundir a la realidad un sentido dramático”
Entonces, según Patino, encontramos que si se puede responder al interrogante planteado sobre la metamorfosis de la realidad. Ya se vio que es mediante el proceso de post – producción donde todo cobra vida, donde efectivamente se puede llegar a transformar algo que para el ojo humano es real, donde se pueden generar no solo uno sino diferentes puntos de vista y reacciones.
El montaje es una gran labor, y es desde allí donde se piensa elaborar, toda una sustentación del porque, el como y el que producir un documental sobre teléfonos monederos ambulantes. “… si bien lo miramos, el montaje parece estar destinado. Mas que a operar un engarce material de los fragmentos rodados, a preservar la continuidad, Es decir, que no se trata sólo de unir, sino de hacerlo según una dirección determinada y sólo con ella cobra sentido el conjunto de operaciones anteriores, todas las cuales confluyen materialmente en la sala de montaje”3. (SANCHEZ, Biosca Vicente. El Montaje Cinematográfico: Una Inagotable Paradoja. Teoría del Montaje Cinematográfico, España (1991). Pag, 21)
lunes, 29 de septiembre de 2008
martes, 23 de septiembre de 2008
Una realidad transformada
Santiago Duque
Seminario III de Investigación
Borrador
Diana Reyes
Una Realidad Transformada
El documental ha sido y será la mejor forma de representación de la realidad, en un medio tan consumido como el cine y la televisión. Como se conoce la realidad es vista de muchas maneras dependiendo de muchas influencias, ya sean de factor histórico, cultural o ideológico.
Es bastante interesante indagar el ¿Cómo sería posible transformar lo real para transmitir otro punto de vista, o simplemente completar lo que antes era superficial?. Es decir, tomar la realidad según como se muestra a través del lente de la cámara, en tiempos reales y acciones reales. Para Flaherty (1937), lo anterior era fundamental ya que había que señirse a procedimientos de verdad, para que así el espectador no sintiera rupturas en el proceso del consumo del documental.
En principio no era posible hacer esta transformación, pero con la evolución del montaje y su aplicación en contenidos sociales se empezó a ver marcada una ruptura tanto en tiempo como en espacio. Como dice Llorenç Soler en su texto, Precisiones sobre el Género Documental y el Reportaje, “el documental es el género cinematográfico en que la realidad es más manipulable y en que es más difícil para el espectador percibirlo. La naturaleza del documental es falsa, porque se fundamenta en un discurso narrativo que ha fragmentado previamente la realidad, a través del montaje, esencia de la secuencialidad audiovisual. Hay que valorar qué criterios se utilizan para elegir los fragmentos audiovisuales que finalmente se emitirán”.
Este interrogante es bastante denso de entrada, pero cuando entramos a desglosar todo un proceso productivo, en este caso del documental, nos encontramos que si es posible a través de la post – producción; ya que es en esta última instancia donde se podría manipular la información y fragmentarla, según como quiera ser representada.
Sería la única posibilidad en la que se podría lograr lo anterior, ya que es cuando se tiene dominio del material y es allí donde se entraría a diferenciar de todas las formas de representación posible. Es un proceso de montaje, que pieza por pieza se va armando algo que al final va despertando emociones, decisiones y percepciones de tal vez una realidad que nunca se habría visto. En este sentido se fundamenta cualquier pieza audiovisual, ya que ésta estructura debe ser bien equilibrada.
“El documentalista debe ser honrado con sus instrumentos de expresión, para mantener en equilibrio la realidad y la imagen. El documental es un género que construye una ficción, partiendo de elementos obtenidos directamente de la realidad. De todos modos, el documental es un género que desde sus inicios se comprometió fuertemente con la realidad”, añade Llorenç.
Pero para poder lograr estas respuestas del consumidor, debe haber un trabajo demasiado exigente y de decisiones bien tomadas. Como se sabe es en este proceso de montaje donde priman los efectos sonoros, la labor de la edición como tal y los efectos visuales.
Es por eso que cuando una pieza audiovisual es consumida, siempre va a tener un valor agregado. Es decir, los productores van a transmitir una ideología y un mensaje lo más claro y evidente posible para que despierte en ese espectador y lo haga responder o actuar. También es una intención que desde el montaje esta siendo pensada, es decir, la posibilidad de manipular los contenidos hacen que la pieza no sea tan objetiva, ya que siempre va a tener esa carga extra, que en este caso es impuesta por el autor.
Contrario con las ideas de Flaherty está Basilio M. Patino, que considera que, …"es imposible que el realizador de documentales llegue a plasmar íntegramente la realidad. En definitiva el documentalista “debe infundir a la realidad un sentido dramático”
Entonces, según lo anterior encontramos que si se puede responder al interrogante planteado. Ya se vio que es mediante el proceso de post – producción donde todo cobra vida, donde efectivamente se puede llegar a transformar algo que para el ojo humano es real, donde se pueden generar no solo uno sino diferentes puntos de vista y reacciones.
Para un trabajo de campo, como el que se realizará, siendo un objeto como el teléfono el protagonista, es sano pensar que desde el trabajo de la post – producción se rescatarían muchos contenidos y se podría evidenciar cada uno de los tres momentos en los que se quiere pensar el documental propuesto.
El montaje es una gran labor, y es desde allí donde se piensa elaborar, toda una sustentación del porque, el como y el que producir un documental sobre teléfonos monederos ambulantes.
La discusión girará en torno al olvido al que fue relegado este personaje ambulante, como el teléfono, ya que como la tecnología ha cambiado no solo la manera de realizar el documental , sino que también ha cambiado la forma de comunicación por una mucho mas cómoda y sencilla, como la del celular.
Seminario III de Investigación
Borrador
Diana Reyes
Una Realidad Transformada
El documental ha sido y será la mejor forma de representación de la realidad, en un medio tan consumido como el cine y la televisión. Como se conoce la realidad es vista de muchas maneras dependiendo de muchas influencias, ya sean de factor histórico, cultural o ideológico.
Es bastante interesante indagar el ¿Cómo sería posible transformar lo real para transmitir otro punto de vista, o simplemente completar lo que antes era superficial?. Es decir, tomar la realidad según como se muestra a través del lente de la cámara, en tiempos reales y acciones reales. Para Flaherty (1937), lo anterior era fundamental ya que había que señirse a procedimientos de verdad, para que así el espectador no sintiera rupturas en el proceso del consumo del documental.
En principio no era posible hacer esta transformación, pero con la evolución del montaje y su aplicación en contenidos sociales se empezó a ver marcada una ruptura tanto en tiempo como en espacio. Como dice Llorenç Soler en su texto, Precisiones sobre el Género Documental y el Reportaje, “el documental es el género cinematográfico en que la realidad es más manipulable y en que es más difícil para el espectador percibirlo. La naturaleza del documental es falsa, porque se fundamenta en un discurso narrativo que ha fragmentado previamente la realidad, a través del montaje, esencia de la secuencialidad audiovisual. Hay que valorar qué criterios se utilizan para elegir los fragmentos audiovisuales que finalmente se emitirán”.
Este interrogante es bastante denso de entrada, pero cuando entramos a desglosar todo un proceso productivo, en este caso del documental, nos encontramos que si es posible a través de la post – producción; ya que es en esta última instancia donde se podría manipular la información y fragmentarla, según como quiera ser representada.
Sería la única posibilidad en la que se podría lograr lo anterior, ya que es cuando se tiene dominio del material y es allí donde se entraría a diferenciar de todas las formas de representación posible. Es un proceso de montaje, que pieza por pieza se va armando algo que al final va despertando emociones, decisiones y percepciones de tal vez una realidad que nunca se habría visto. En este sentido se fundamenta cualquier pieza audiovisual, ya que ésta estructura debe ser bien equilibrada.
“El documentalista debe ser honrado con sus instrumentos de expresión, para mantener en equilibrio la realidad y la imagen. El documental es un género que construye una ficción, partiendo de elementos obtenidos directamente de la realidad. De todos modos, el documental es un género que desde sus inicios se comprometió fuertemente con la realidad”, añade Llorenç.
Pero para poder lograr estas respuestas del consumidor, debe haber un trabajo demasiado exigente y de decisiones bien tomadas. Como se sabe es en este proceso de montaje donde priman los efectos sonoros, la labor de la edición como tal y los efectos visuales.
Es por eso que cuando una pieza audiovisual es consumida, siempre va a tener un valor agregado. Es decir, los productores van a transmitir una ideología y un mensaje lo más claro y evidente posible para que despierte en ese espectador y lo haga responder o actuar. También es una intención que desde el montaje esta siendo pensada, es decir, la posibilidad de manipular los contenidos hacen que la pieza no sea tan objetiva, ya que siempre va a tener esa carga extra, que en este caso es impuesta por el autor.
Contrario con las ideas de Flaherty está Basilio M. Patino, que considera que, …"es imposible que el realizador de documentales llegue a plasmar íntegramente la realidad. En definitiva el documentalista “debe infundir a la realidad un sentido dramático”
Entonces, según lo anterior encontramos que si se puede responder al interrogante planteado. Ya se vio que es mediante el proceso de post – producción donde todo cobra vida, donde efectivamente se puede llegar a transformar algo que para el ojo humano es real, donde se pueden generar no solo uno sino diferentes puntos de vista y reacciones.
Para un trabajo de campo, como el que se realizará, siendo un objeto como el teléfono el protagonista, es sano pensar que desde el trabajo de la post – producción se rescatarían muchos contenidos y se podría evidenciar cada uno de los tres momentos en los que se quiere pensar el documental propuesto.
El montaje es una gran labor, y es desde allí donde se piensa elaborar, toda una sustentación del porque, el como y el que producir un documental sobre teléfonos monederos ambulantes.
La discusión girará en torno al olvido al que fue relegado este personaje ambulante, como el teléfono, ya que como la tecnología ha cambiado no solo la manera de realizar el documental , sino que también ha cambiado la forma de comunicación por una mucho mas cómoda y sencilla, como la del celular.
lunes, 22 de septiembre de 2008
César Augusto Victoria Russi.El documental y la aparente realidad
Una testigo fiel de la realidad o una representación afín a la verdad, eso fue lo que se pensó cuando la fotografía se convirtió en cámara en movimiento para darle paso al cine, y sin saberlo, con él a la ficción y a toda una industria aliada de la política, la publicidad y los sistemas económicos de un siglo de guerras, cambios y nuevas tecnologías.
Cuando los hermanos Lumierê se dieron a la tarea de perfeccionar la cámara para con ella captar movimiento, nunca se maginaron que con ello darían paso a una gran discusión teórico práctica concerniente a la verosimilitud de la imagen, tampoco que forjarían las grandes obras de Vertov, Eisenstein, Kurosawa, Almodobar o el mismo Tarantino. El cine nació ansiando ser arte, aún se discute sobre su estética, pero es bien claro que este arte, industria o como se le pueda llamar, motiva, imita, representa y en ocasiones se confunde con las múltiples realidades que presenta la sociedad.
La ficción, como personificación de un argumento, se presenta como una creación narrativa actuada por personas expertas en adaptación de papeles protagónicos, antagónicos o de simple reparto; cabe anotar que no es similar al teatro, pues este último es en vivo y el espectador es un testigo de su desarrollo, y aunque en ocasiones trata problemáticas verídicas, la ficción e irrealidad de sus personajes son obvias y perceptibles.
El cine como mímesis ha logrado realizar copias para muchos indistinguibles de la realidad, tal es el caso, que en las primeras películas de los Lumierê la imagen de una locomotora que primeramente se veía en plano general y velozmente avanzaba hasta quedar en primer plano, provocó una estampida de los espectadores, quienes tuvieron la sensación de que esta brotaría por la pantalla. Hoy, estas similitudes con la realidad se han naturalizado, el cine se hizo familiar para expertos, estudiosos y espectadores del común, quienes han comprendido que todo lo que en una pantalla se puede ver, es un acto ficticio que aunque activa los sentidos no pasará de ser una imitación de la realidad.
Ya adentrado el siglo, aparecen las guerras, se acentúan las diferencias políticas y los flagelos sociales, lo que se constituye en un campo de acción para el cine, surgiendo así el documental. Este género creaba y aún forja en el espectador la sensación de autenticidad y representación a escala de la realidad. Pero ¿Es acertada esta noción colectiva sobre el documental? ¿No es el documental una narrativa con actores de la cotidianidad?
Un estilo realista respalda una modalidad de recepción ilusionista. Incluso si el estilo del texto es descarado, este descaro viene motivado por la falacia patética de que la claridad estilística evoca o imita cualidades del mundo representado.[1]
El documental acude a nexos indicativos, es decir, referentes entre la realidad y las imágenes a mostrar, lo que da una sensación de ambivalencia ante el espectador, pues al hablar de guerra y mostrar victimas de una guerra real como la de Iraq, el espectador concibe el argumento no como una ficción, sino como un mundo desconocido, un tanto exagerado, pero real, pues el nexo indicativo muestra que la guerra existe, el conflicto en Iraq también es real, lo que lleva a pensar que el testimonio de quien aparece en el documental también es real porque ha vivido la guerra.
El documental con todos sus textos: la voz en off, las imágenes, las entrevistas y su montaje, llega a combinar pruebas y argumentos que lo hacen parecer una representación de la realidad y de las implicaciones de esta, por ende, entre mayor sea el estilo realista del documental con respecto al nexo indicativo, mayor será la noción de veracidad con que el espectador asimile en producto. Eso sin hablar de que la misma palabra documental, ya ha adquirido carácter histórico, por tal motivo connota al espectador como un producto que brinda conocimiento y a la vez corresponde a un compromiso social.
El cine documental, cargado, por su vocación misma de realidad, de las normas clásicas de decoro y verosimilitud, puede, mejor que el llamado cine de ficción, establecer concordancias y discordancias entre voces narrativas y dos series de imágenes de épocas, orígenes y significaciones variables…de encadenarlas de modo distinto, de restringir o ampliar su capacidad de sentido y de expresión.[2]
A diferencia del cine ficción que toma actores con libreto para encarnar personajes de un argumento, el documental toma personas de la colectividad social, individuos del cotidiano, para convertirlos en actores de una trama basada en la realidad, que como toda historia, tiene protagonistas y antagonistas, victimas y victimarios, pero que no es una documentación autentica del tema tratado, pues el realizador de un producto mediático, en este caso el documental, tiene los mismos deseos de vender y cautivar de un realizador de ficción, por ende debe hacer de su producto una pieza persuasiva y llamativa, alejada de la planicie de la realidad.
En el cine documental, está comprendido por diversos textos, los cuales manejan una modalidad expositiva sobre alguna temática, lo que hace que la narrativa de estos productos guarde un equilibrio por las técnicas de intervención, pues a través de estas el espectador percibe como un agente social del común, similar a él, interviene como testigo de una temática, así, estos agentes de la cotidianidad se convierten en actores del documental, brindando coherencia, fuerza y puntos de giro a un argumento de la realidad, ya estructurado por su realizador para cumplir objetivos de persuasión.
Los personajes son agentes a través de los que la estructura narrativa adquiere coherencia y plenitud, y los personajes secundarios son una función de los movimientos estratégicos que requiere el personaje central o protagonista.[3]
Como ya se expuso, el documental que pretende brindar conocimiento de lo desconocido, alude a la modalidad de representación de la realidad expositiva, lo que hace de este tipo de documental algo muy parecido en su estructura y su naturaleza narrativa a las notas televisivas de la información, las cuales llevan en si, una parte de la realidad argumentada con testimonios y voz en off, que solo buscan persuadir al espectador sobre un tema con visiones sesgadas y acordes a la política y filosofía del informativo, en el caso del documental, paralelos a su productora.
La conmutación…modifica el orden de continuidad de una secuencia o de varias imágenes dentro de un secuencia, como por ejemplo: a) separar dos imágenes que en principio iban juntas para intercalar una tercera que cambia el sentido de su lectura; b) extraer una imagen o una frase de una secuencia para proyectarla en otro texto; c) invertir el orden de la secuencia cambiando, por ejemplo, el efecto por la causa o viceversa. [4]
Así pues, como espectador llegar a percibir el documental con sensación de autenticidad y representación a escala de la realidad resulta errado, pues este en si puede esconder manipulación, trucaje y como resultado una significación tergiversada de algún flagelo, tema o problemática social, producto de la realización y los procesos de creación del producto.
Se habló de la percepción del documental desde el espectador, quien no debe acudir a este como una absoluta realidad pero que en muchas ocasiones lo hace. Ahora, se ahondará el documental y su verosimilitud con la realidad desde el equipo realizador.
Quien realiza un documental, crea un discurso, un montaje, y una narrativa para la estructuración del producto, para su argumento capta imágenes de la interminable, extensa y voluble realidad, así, al momento del montaje el realizador pretende que su documental conformado por imágenes de la realidad, seleccionadas desde su subjetividad, lleven a una significación irreflexiva, propia del documental expositivo, donde se muestra, se aliena y se convence, como si entre la imagen y lo real no existiera ninguna diferencia, por ende el documental se convierte no en una documentación o representación de la verdad, y si, como lo reza Platón en la caverna, en una apariencia de la realidad, la cual muestra un ángulo, una sensación o una parte de la realidad, pero a su vez ignora muchas otras miradas, lo que convierte al documental no en algo irreal, pero si en una parte incompleta y en ocasiones descontextualizada de la realidad. Así, el documental se convierte en un pulso donde el realizador quiere convencer con una verosimilitud de la realidad a un espectador que no reflexiona y que asume un fragmento de la realidad como un todo.
De lo anterior no se puede decir si es bueno o malo, lo cierto es que es análogo con la dinámica comunicativa, en la que el realizador (emisor) pretende que el espectador (receptor) lea y reciba la narrativa (mensaje) del documental con el mismo código que fue creado, para que repercuta en una significación que convenza desde el argumento de quien pensó y estructuró el producto.
En este caso se tienen a los teléfonos públicos como personaje central de un documental corto. Aquí pretende mostrarse como el documental acudiendo a los nexos indicativos con la realidad, a un argumento, a actores reales, y al montaje, puede a través de una modalidad de representación expositiva crear una apariencia de la realidad por medio de la verosimilitud con esta.
Podríamos ser como estos prisioneros (de la caverna de Platón), que todo lo que normalmente tomamos como realidad podría de hecho no ser más que sombras, una mera apariencia, y que el mundo real podría ser algo bastante diferente.[5]
Con este documental se pretende convencer y generar curiosidad en el espectador por medio de la construcción de un argumento absurdo que basa su solidez en la relación con elementos sacados de la cotidianidad, lo que lo hace verosímil y remite al espectador a concebir todo el documental como una realidad.
El cine supera, si en algo lo hace, a la caverna como un lugar de ilusión. Lo que está siendo proyectado en la pantalla del cine no son meras sombras, sino imágenes sofisticadas y altamente realistas. La historia del cine es en si misma una de las mas sofisticadas representaciones de la realidad, con la progresiva adición de sonido y color que hacen que la ilusión sea aún más completa.[6]
Aquí se podrá ver como el cine documental puede recurrir a la ficción como elemento atrayente para lograr su apariencia de la realidad, en este punto confluirán la ficción y la realidad en un género que es considerado por un grueso de los espectadores como el voceador de una verdad incondicionada, lo que no hace mas que engendrar prisioneros de la caverna en pleno siglo XXI, esto a través de parajes de la verdad en gran orden ilusorios pero siempre con nexos indicativos con la realidad, que mediante un proceso de producción y postproducción se presentan como una sólida realidad, cuando en si no son mas que sombras mímicas puestas en escenas por un realizador.
Bibliografía
· NICHOLS, Bill (1997) La representación de la realidad. Barcelona, Paidos.
· VILCHES, Lorenzo (1995) .Manipulación de la información televisiva. Barcelona, Paidos.
· RANCIERÉ, Jacques (2005) La Fábula cinematográfica. Barcelona, Paidos.
· FALZON, Christopher. La filosofía va al cine.XXXXXXXXXXXXXXXXXXX
[1] NICHOLS, Bill (1997) La representación de la realidad. Barcelona, Paidos. P. 231
[2] RANCIERÉ, Jacques (2005) La Fábula cinematográfica. Barcelona, Paidos. P. 186
[3] NICHOLS, Bill (1997). La representación de la realidad. Barcelona, Paidos. P. 305
[4] VILCHES, Lorenzo (1995) .Manipulación de la información televisiva. Barcelona, Paidos. P. 32
[5] FALZON, Christopher. La filosofía va al cine.XXXXXX-XXXXXX. P 30.
[6] FALZON, Christopher. La filosofía va al cine.XXXXXX-XXXXXX. P 31, 32.
Cuando los hermanos Lumierê se dieron a la tarea de perfeccionar la cámara para con ella captar movimiento, nunca se maginaron que con ello darían paso a una gran discusión teórico práctica concerniente a la verosimilitud de la imagen, tampoco que forjarían las grandes obras de Vertov, Eisenstein, Kurosawa, Almodobar o el mismo Tarantino. El cine nació ansiando ser arte, aún se discute sobre su estética, pero es bien claro que este arte, industria o como se le pueda llamar, motiva, imita, representa y en ocasiones se confunde con las múltiples realidades que presenta la sociedad.
La ficción, como personificación de un argumento, se presenta como una creación narrativa actuada por personas expertas en adaptación de papeles protagónicos, antagónicos o de simple reparto; cabe anotar que no es similar al teatro, pues este último es en vivo y el espectador es un testigo de su desarrollo, y aunque en ocasiones trata problemáticas verídicas, la ficción e irrealidad de sus personajes son obvias y perceptibles.
El cine como mímesis ha logrado realizar copias para muchos indistinguibles de la realidad, tal es el caso, que en las primeras películas de los Lumierê la imagen de una locomotora que primeramente se veía en plano general y velozmente avanzaba hasta quedar en primer plano, provocó una estampida de los espectadores, quienes tuvieron la sensación de que esta brotaría por la pantalla. Hoy, estas similitudes con la realidad se han naturalizado, el cine se hizo familiar para expertos, estudiosos y espectadores del común, quienes han comprendido que todo lo que en una pantalla se puede ver, es un acto ficticio que aunque activa los sentidos no pasará de ser una imitación de la realidad.
Ya adentrado el siglo, aparecen las guerras, se acentúan las diferencias políticas y los flagelos sociales, lo que se constituye en un campo de acción para el cine, surgiendo así el documental. Este género creaba y aún forja en el espectador la sensación de autenticidad y representación a escala de la realidad. Pero ¿Es acertada esta noción colectiva sobre el documental? ¿No es el documental una narrativa con actores de la cotidianidad?
Un estilo realista respalda una modalidad de recepción ilusionista. Incluso si el estilo del texto es descarado, este descaro viene motivado por la falacia patética de que la claridad estilística evoca o imita cualidades del mundo representado.[1]
El documental acude a nexos indicativos, es decir, referentes entre la realidad y las imágenes a mostrar, lo que da una sensación de ambivalencia ante el espectador, pues al hablar de guerra y mostrar victimas de una guerra real como la de Iraq, el espectador concibe el argumento no como una ficción, sino como un mundo desconocido, un tanto exagerado, pero real, pues el nexo indicativo muestra que la guerra existe, el conflicto en Iraq también es real, lo que lleva a pensar que el testimonio de quien aparece en el documental también es real porque ha vivido la guerra.
El documental con todos sus textos: la voz en off, las imágenes, las entrevistas y su montaje, llega a combinar pruebas y argumentos que lo hacen parecer una representación de la realidad y de las implicaciones de esta, por ende, entre mayor sea el estilo realista del documental con respecto al nexo indicativo, mayor será la noción de veracidad con que el espectador asimile en producto. Eso sin hablar de que la misma palabra documental, ya ha adquirido carácter histórico, por tal motivo connota al espectador como un producto que brinda conocimiento y a la vez corresponde a un compromiso social.
El cine documental, cargado, por su vocación misma de realidad, de las normas clásicas de decoro y verosimilitud, puede, mejor que el llamado cine de ficción, establecer concordancias y discordancias entre voces narrativas y dos series de imágenes de épocas, orígenes y significaciones variables…de encadenarlas de modo distinto, de restringir o ampliar su capacidad de sentido y de expresión.[2]
A diferencia del cine ficción que toma actores con libreto para encarnar personajes de un argumento, el documental toma personas de la colectividad social, individuos del cotidiano, para convertirlos en actores de una trama basada en la realidad, que como toda historia, tiene protagonistas y antagonistas, victimas y victimarios, pero que no es una documentación autentica del tema tratado, pues el realizador de un producto mediático, en este caso el documental, tiene los mismos deseos de vender y cautivar de un realizador de ficción, por ende debe hacer de su producto una pieza persuasiva y llamativa, alejada de la planicie de la realidad.
En el cine documental, está comprendido por diversos textos, los cuales manejan una modalidad expositiva sobre alguna temática, lo que hace que la narrativa de estos productos guarde un equilibrio por las técnicas de intervención, pues a través de estas el espectador percibe como un agente social del común, similar a él, interviene como testigo de una temática, así, estos agentes de la cotidianidad se convierten en actores del documental, brindando coherencia, fuerza y puntos de giro a un argumento de la realidad, ya estructurado por su realizador para cumplir objetivos de persuasión.
Los personajes son agentes a través de los que la estructura narrativa adquiere coherencia y plenitud, y los personajes secundarios son una función de los movimientos estratégicos que requiere el personaje central o protagonista.[3]
Como ya se expuso, el documental que pretende brindar conocimiento de lo desconocido, alude a la modalidad de representación de la realidad expositiva, lo que hace de este tipo de documental algo muy parecido en su estructura y su naturaleza narrativa a las notas televisivas de la información, las cuales llevan en si, una parte de la realidad argumentada con testimonios y voz en off, que solo buscan persuadir al espectador sobre un tema con visiones sesgadas y acordes a la política y filosofía del informativo, en el caso del documental, paralelos a su productora.
La conmutación…modifica el orden de continuidad de una secuencia o de varias imágenes dentro de un secuencia, como por ejemplo: a) separar dos imágenes que en principio iban juntas para intercalar una tercera que cambia el sentido de su lectura; b) extraer una imagen o una frase de una secuencia para proyectarla en otro texto; c) invertir el orden de la secuencia cambiando, por ejemplo, el efecto por la causa o viceversa. [4]
Así pues, como espectador llegar a percibir el documental con sensación de autenticidad y representación a escala de la realidad resulta errado, pues este en si puede esconder manipulación, trucaje y como resultado una significación tergiversada de algún flagelo, tema o problemática social, producto de la realización y los procesos de creación del producto.
Se habló de la percepción del documental desde el espectador, quien no debe acudir a este como una absoluta realidad pero que en muchas ocasiones lo hace. Ahora, se ahondará el documental y su verosimilitud con la realidad desde el equipo realizador.
Quien realiza un documental, crea un discurso, un montaje, y una narrativa para la estructuración del producto, para su argumento capta imágenes de la interminable, extensa y voluble realidad, así, al momento del montaje el realizador pretende que su documental conformado por imágenes de la realidad, seleccionadas desde su subjetividad, lleven a una significación irreflexiva, propia del documental expositivo, donde se muestra, se aliena y se convence, como si entre la imagen y lo real no existiera ninguna diferencia, por ende el documental se convierte no en una documentación o representación de la verdad, y si, como lo reza Platón en la caverna, en una apariencia de la realidad, la cual muestra un ángulo, una sensación o una parte de la realidad, pero a su vez ignora muchas otras miradas, lo que convierte al documental no en algo irreal, pero si en una parte incompleta y en ocasiones descontextualizada de la realidad. Así, el documental se convierte en un pulso donde el realizador quiere convencer con una verosimilitud de la realidad a un espectador que no reflexiona y que asume un fragmento de la realidad como un todo.
De lo anterior no se puede decir si es bueno o malo, lo cierto es que es análogo con la dinámica comunicativa, en la que el realizador (emisor) pretende que el espectador (receptor) lea y reciba la narrativa (mensaje) del documental con el mismo código que fue creado, para que repercuta en una significación que convenza desde el argumento de quien pensó y estructuró el producto.
En este caso se tienen a los teléfonos públicos como personaje central de un documental corto. Aquí pretende mostrarse como el documental acudiendo a los nexos indicativos con la realidad, a un argumento, a actores reales, y al montaje, puede a través de una modalidad de representación expositiva crear una apariencia de la realidad por medio de la verosimilitud con esta.
Podríamos ser como estos prisioneros (de la caverna de Platón), que todo lo que normalmente tomamos como realidad podría de hecho no ser más que sombras, una mera apariencia, y que el mundo real podría ser algo bastante diferente.[5]
Con este documental se pretende convencer y generar curiosidad en el espectador por medio de la construcción de un argumento absurdo que basa su solidez en la relación con elementos sacados de la cotidianidad, lo que lo hace verosímil y remite al espectador a concebir todo el documental como una realidad.
El cine supera, si en algo lo hace, a la caverna como un lugar de ilusión. Lo que está siendo proyectado en la pantalla del cine no son meras sombras, sino imágenes sofisticadas y altamente realistas. La historia del cine es en si misma una de las mas sofisticadas representaciones de la realidad, con la progresiva adición de sonido y color que hacen que la ilusión sea aún más completa.[6]
Aquí se podrá ver como el cine documental puede recurrir a la ficción como elemento atrayente para lograr su apariencia de la realidad, en este punto confluirán la ficción y la realidad en un género que es considerado por un grueso de los espectadores como el voceador de una verdad incondicionada, lo que no hace mas que engendrar prisioneros de la caverna en pleno siglo XXI, esto a través de parajes de la verdad en gran orden ilusorios pero siempre con nexos indicativos con la realidad, que mediante un proceso de producción y postproducción se presentan como una sólida realidad, cuando en si no son mas que sombras mímicas puestas en escenas por un realizador.
Bibliografía
· NICHOLS, Bill (1997) La representación de la realidad. Barcelona, Paidos.
· VILCHES, Lorenzo (1995) .Manipulación de la información televisiva. Barcelona, Paidos.
· RANCIERÉ, Jacques (2005) La Fábula cinematográfica. Barcelona, Paidos.
· FALZON, Christopher. La filosofía va al cine.XXXXXXXXXXXXXXXXXXX
[1] NICHOLS, Bill (1997) La representación de la realidad. Barcelona, Paidos. P. 231
[2] RANCIERÉ, Jacques (2005) La Fábula cinematográfica. Barcelona, Paidos. P. 186
[3] NICHOLS, Bill (1997). La representación de la realidad. Barcelona, Paidos. P. 305
[4] VILCHES, Lorenzo (1995) .Manipulación de la información televisiva. Barcelona, Paidos. P. 32
[5] FALZON, Christopher. La filosofía va al cine.XXXXXX-XXXXXX. P 30.
[6] FALZON, Christopher. La filosofía va al cine.XXXXXX-XXXXXX. P 31, 32.
martes, 16 de septiembre de 2008
jueves, 4 de septiembre de 2008
César Augusto Victoria Russi. El documental y sus diversas modalidades de representación
Por César Augusto Victoria Russi
El documental, como ya sabemos, lleva una estructura implícita en su interior, que no es más que la organización de los diferentes textos escritos, visuales, y sonoros que lo conforman. Estos textos escritos o voz en off dependen de las diferentes modalidades de discurso que maneja el documental, aquí se hablará de cuatro de ellas.
Los patrones organizativos más dominantes para la representación en el documental, se resumen en: modalidad expositiva, de observación, interactiva y reflexiva.
La modalidad expositiva exaltan o rechazan movimientos, entes, personas o el tema en que este enfocado el documental, utilizan un narrador omnisciente, con un lenguaje mas poético que conciso, haciendo así de lo cotidiano un ambiente extraño y poco visto.
Los textos de esta modalidad llevan comentarios y composiciones dirigidos específicamente a la persuasión del espectador, no maneja un sonido sincrónico, por lo que la voz en off está encaminada a favor de la retórica de argumentación que pretende el realizador, pues en la modalidad expositiva, el dominante textual es un comentarista que con un argumento persuasivo desde un punto de la realidad tiende a invalidar el razonamiento del espectador, pues aquí no se le está pidiendo al espectador que analice o reflexione, aquí se le está exponiendo la realidad y como tal la debe tomar.
En esta modalidad se ve y se escucha lo que el realizador pretende, caso similar es el de los medios informativos cotidianos: toman una realidad, la estructuran, y con un acompañamiento de vos, convencen a un grueso de la sociedad, de una realidad conveniente al medio que la emite. Aunque en la exposición en algunos casos se permiten entrevistas, predomina el argumento de la voz omnisciente (voz en off), pues aquí es el realizador quien decide la duración, contenido, límites o enfoque de una intervención.
La siguiente modalidad es la de observación, y su principio fundamental es la poca intervención del realizador. Aquí, el control del producto y su ritmo, depende de lo que suceda frente a la cámara, por ende el montaje tiene como fin darle un maco temporal autentico. No tienen cabida las técnicas de intervención como las reconstrucciones o las entrevistas.
Nadie habla directamente a la cámara, pues el sonido aquí se oye mas que escucharse, pues la observación con estos sonidos captados por casualidad construye un argumento llamativo, el cual, en muchas ocasiones es tomado como ficción por el espectador.
Estas dos modalidades ya vistas tienen un rasgo común, pretenden ocultar el trabajo previo al rodaje, la existencia de algo distinto a lo que en él aparece, el uso de efectos y la presunción de la cámara en presencia física, es decir evoca y trasmite al espectador la sensación de él mismo haber viso lo que se le está presentando.
Existe otra modalidad que es la interactiva, donde el realizador, se ve, se escucha y se nota en la construcción de la realidad a filmar, es dependiente de la entrevista y puede ser notorio como quien pregunta, en este caso el realizador, limita el discurso del actor social,.
La modalidad interactiva ensambla partes contrapuestas de la realidad a través de testimonios independientes evocando acontecimientos históricos y factores sociales a través de historias orales que muestran la realidad que parece indivisible, como un conjunto de vivencias subjetivas que sumadas forman un todo.
La modalidad reflexiva, toma la realidad como un punto donde confluyen distintos modos de ver esa realidad. Aquí se presenta la realidad, primeramente, desde la perspectiva realizadora, después se presenta desde los actantes de esa realidad, no se queda en un flagelo o una problemática socia, sino que muestra como se viven estas, pero allí deben construirse encuadres lo que al espectador le genera sensación de estructuración de la realidad.Ya conociendo cada una de las estructuras, se logra entender el porque todos los documentales se presentan de manera diferentes, y como la manera de captar la realidad, en este caso documental, influye en la percepción, significación y aceptación del espectador.
El documental, como ya sabemos, lleva una estructura implícita en su interior, que no es más que la organización de los diferentes textos escritos, visuales, y sonoros que lo conforman. Estos textos escritos o voz en off dependen de las diferentes modalidades de discurso que maneja el documental, aquí se hablará de cuatro de ellas.
Los patrones organizativos más dominantes para la representación en el documental, se resumen en: modalidad expositiva, de observación, interactiva y reflexiva.
La modalidad expositiva exaltan o rechazan movimientos, entes, personas o el tema en que este enfocado el documental, utilizan un narrador omnisciente, con un lenguaje mas poético que conciso, haciendo así de lo cotidiano un ambiente extraño y poco visto.
Los textos de esta modalidad llevan comentarios y composiciones dirigidos específicamente a la persuasión del espectador, no maneja un sonido sincrónico, por lo que la voz en off está encaminada a favor de la retórica de argumentación que pretende el realizador, pues en la modalidad expositiva, el dominante textual es un comentarista que con un argumento persuasivo desde un punto de la realidad tiende a invalidar el razonamiento del espectador, pues aquí no se le está pidiendo al espectador que analice o reflexione, aquí se le está exponiendo la realidad y como tal la debe tomar.
En esta modalidad se ve y se escucha lo que el realizador pretende, caso similar es el de los medios informativos cotidianos: toman una realidad, la estructuran, y con un acompañamiento de vos, convencen a un grueso de la sociedad, de una realidad conveniente al medio que la emite. Aunque en la exposición en algunos casos se permiten entrevistas, predomina el argumento de la voz omnisciente (voz en off), pues aquí es el realizador quien decide la duración, contenido, límites o enfoque de una intervención.
La siguiente modalidad es la de observación, y su principio fundamental es la poca intervención del realizador. Aquí, el control del producto y su ritmo, depende de lo que suceda frente a la cámara, por ende el montaje tiene como fin darle un maco temporal autentico. No tienen cabida las técnicas de intervención como las reconstrucciones o las entrevistas.
Nadie habla directamente a la cámara, pues el sonido aquí se oye mas que escucharse, pues la observación con estos sonidos captados por casualidad construye un argumento llamativo, el cual, en muchas ocasiones es tomado como ficción por el espectador.
Estas dos modalidades ya vistas tienen un rasgo común, pretenden ocultar el trabajo previo al rodaje, la existencia de algo distinto a lo que en él aparece, el uso de efectos y la presunción de la cámara en presencia física, es decir evoca y trasmite al espectador la sensación de él mismo haber viso lo que se le está presentando.
Existe otra modalidad que es la interactiva, donde el realizador, se ve, se escucha y se nota en la construcción de la realidad a filmar, es dependiente de la entrevista y puede ser notorio como quien pregunta, en este caso el realizador, limita el discurso del actor social,.
La modalidad interactiva ensambla partes contrapuestas de la realidad a través de testimonios independientes evocando acontecimientos históricos y factores sociales a través de historias orales que muestran la realidad que parece indivisible, como un conjunto de vivencias subjetivas que sumadas forman un todo.
La modalidad reflexiva, toma la realidad como un punto donde confluyen distintos modos de ver esa realidad. Aquí se presenta la realidad, primeramente, desde la perspectiva realizadora, después se presenta desde los actantes de esa realidad, no se queda en un flagelo o una problemática socia, sino que muestra como se viven estas, pero allí deben construirse encuadres lo que al espectador le genera sensación de estructuración de la realidad.Ya conociendo cada una de las estructuras, se logra entender el porque todos los documentales se presentan de manera diferentes, y como la manera de captar la realidad, en este caso documental, influye en la percepción, significación y aceptación del espectador.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
FOTOS HARRY
En estas diez fotos se ve la interacción que tienen los teléfonos públicos con la gente adulta sobretodo, ls jóvenes usan más el celular, aunque en una conversación que sostuve con alguien al frente del teléfono, me llamó la atención algo que dijo, "son teléfonos SOS en las noches, porque desde ahí se puede llamar a celular, y si no hay quien venda minutos el salvavidas es el teléfono público".
FOTOS DE HARRY
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